Créditos

(1) Bourbon street, Nueva Orleans, 1973, fot. Nick De Wolf. (2) Gasolinera en la lluvia, Louisiana, 1971-73, fot. William Eggleston.

Esta crónica periodistica Joan Didion relata sus viajes en los años 70 por el sur de EEUU hasta llegar a San Francisco. Aún con un aire casual, lo escritos llegan a aprofundizar regularmente en reflexiones de lo social, la raza y género.

El diario empieza en una de las ciudades más importantes para la cultura del país: Nueva Orleans. Nueva Orleans se conoce como una de las ciudades más excéntricas, con la cultura siendo inscrita en la mayoría de sus residentes. Una cultura que recuerda a su legado español y francés, y sobretodo, el de la población afro-americana; siendo ésta la cuna jazz en barrios como el Tremé, algunos afirmando que nació de los rituales vodoo que ocurrían en la plaza del Congo antes de la guerra civil.

«Los plátanos se pudrían y albergaban tarántulas. El mal tiempo aparecía en el radar y era muy malo. Los niños cogían la fiebre y se morían, y las peleas domésticas terminaban a puñaladas, la construcción de las carreteras llevaba a chanchullos y a grietas en el pavimento por dónde volvían a asomar las enredaderas.»

La visión de Didion francamente fatalista viene influenciada en gran parte por la asociación al sur entre ella y su padre, ya que anteriormente estuvo al sur cuando su padre estuvo destacado en Carolina del Norte durante la guerra. A parte, se podría considerar que tiene razón, que es una ciudad que no debería existir, quizá los pantános y las deltas no pueden albergar la vida del ser humano. Didion si reconoce el hedonismo presente en Nueva Orleans y a la vez su encanto, y la riqueza de la cultura. Ocurre que es una ciudad díficil de entender para la gente la cual su contexto no está extensamente adscrito a su cultura. Como díria Lafcadio Hearn: «Los tiempos no son buenos aquí. La ciudad se está desmoronando. Ha quedado sepultada bajo impuestos, fraudes y mala administración, convirtiéndose en objeto de estudio para arqueólogos... pero es mejor vivir aquí entre arpilleras y cenizas que ser dueño de todo el estado de Ohio.»

Alejándose del clima gótico de Nueva Orleans la escritora describe la realidad sureña mediante descripciones altamente honestas que encuentran de una forma o otra cierta belleza en los elementos que la rodean. Atlanta y su proceso de transición hacia la era moderna principalmente, según Didion, por la inmigración de los estados liberales del norte. Meridian, entre Jackson y Birmingham, y su metamorfosis de centro del KKK a un ejemplo de armonía entre razas, Didion describe lo siguiente según Stan Torgerson: «La clave es la armonía racial y la educación, y vamos a intentar subministrarle ambas cosas a nuestra gente, porque vamos a vivir juntos mucho tiempo»

Sur y Oeste es un relato de dolor en forma de crónica repleto de una prosa delicada. San Francisco, la última parada de este libro, recuenta múltiples anécdotas personales de la escritoria que se traducen a una inquietud y inseguridad honesta, a la vez con cierta vanidad y sensibilidad que demuestran la visión crítica y profunda de la escritora.