

Créditos
Romamor, 1992, dir. Joseph Morder
A primera vista, Romamor 1992 de Joseph Marder, parece una delicada construcción de carretes súper 8mm; grabada a mano alzada, un poco borrosa, temblando con el paso del celuloide y con unos tonos azulados/cyan paradójicamente nostálgicos. Un film resultado del fenómeno de las "home movies" las cuáles podríamos considerar antecedentes del vlog de la actualida. Las escenas, aunque caóticas y esporádicas, demuestran a veces cierto planteamiento por la composición de parte del cineasta, sea de forma consciente o inconscientemente.
La cámara: A lo largo de los noventa minutos que forman Romamor, se despliega una observable cobardía de esconderse detrás de la cámara. El cineasta usa la cámara como escudo de su entonces pareja y protagonista de la película, la pintora Sandra. Ejerciendo sobre ella una actitud de privilegio y superioridad, rozando el acoso. Por ejemplo numerosos planos de la protagonista caminando sola y él grabando a diez metros de distancia, o un visible rechazo y incomodidad hacia la cámara visible a través del lenguaje corporal. Se podría argumentar que, aunque de honestidad dudable, se trata de un relato de vulnerabilidad y intimidad. Pero irónicamente, la propia existencia de éste, y de la cámara, exime la posibilidad de vulnerabilidad.
La barrera que Anna Karina rompe con Godard en Vivre sa Vie 1962, se reconstruye tanto en esta película que se pierde la posibilidad de conectar con la protagonista.
Como en otros muchos casos, quizás se romantiza demasiado el concepto de "musa". La reacción más obvia por parte del espectador es una incomodidad comparable a ver La Belle Noiseuse 1992; se traduce a un complejo de superioridad haciendo del artista hombre un ente con un ego desproporcionado en relación a la calidad de la obra artística. La existencia de un relato así no es inconveniente si se entiende desde un punto de vista crítico. El problema si ocurre, y habitualmente aún en la actualidad, cuando el espectador romantiza este tipo de relatos, volviéndose un problema social.
Romamor 1992 podría tratarse de una película resultado de un real delirio del cineasta, o simplemente una película sobre como no realizar un relato ético.